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5 de septiembre de 2020

Quiñihual: El paraje donde vive un solo habitante

Historias Ferroviarias

Quiñihual es uno de los tantos pueblos que quedaron aislados cuando los trenes dejaron de pasar. Conocé la historia de Pedro Meier, su único habitante

Quiñihual, un cacique fuerte, inflexible y por demás valiente, era el hombre más respetado por las tribus que habitaban entre las sierras, lagunas y pajonales en el centro sur de la provincia de Buenos Aires.

En 1879, el avance militar del Ejército Argentino hacia el sur de la Provincia en el marco de la Conquista del Desierto organizada por Julio Argentino Roca, se encontró con la resistencia de los malones liderados por Quiñihual, que dieron batalla ante los invasores a pesar de su inferioridad numérica y de no contar con los fusiles y el armamento que tenían sus enemigos. Luego de un sangriento combate, la tribu fue doblegada y al cacique lo acorralaron exigiéndole la rendición. Quiñihual prefirió morir a que lo sacaran de su tierra y murió en la barranca del arroyo que, años más tarde llevaría su nombre.


Hacia 1910, con la creación del Ferrocarril Rosario-Puerto Belgrano, que cubría casi 800 kilómetros de longitud; se inaugura en las tierras surcadas por el arroyo la estación de trenes.

Con la estación, surgieron al mismo tiempo un conjunto de casas alrededor de ella, donde se asentaron fundamentalmente empleados ferroviarios y trabajadores vinculados con la carga y descarga de materias primas. Así, se fue conformando Quiñihual, un pueblo que llegó a tener alrededor de 700 habitantes, una escuela, un almacén de ramos generales y hasta un club de fútbol que competía contra rivales provenientes de distintas zonas rurales e incluso urbanas.

Pero las épocas doradas de este paraje perteneciente al partido de Coronel Suárez, ubicado al sur de la Provincia, a 492 kilómetros de la ciudad de La Plata y a 161 kilómetros de Bahía Blanca; se terminaron en 1995, cuando el tren dejó de pasar y sus habitantes quedaron a la deriva, corriendo la misma suerte que muchos otros pueblos de Buenos Aires. Ya no había trabajo ni forma de transportarse. Poco a poco, Quiñihual se fue apagando hasta convertirse en lo que es hoy: un pueblo abandonado con un solo habitante.



Su nombre es Pedro Meier, tiene 63 años y es el dueño de la pulpería que, a pesar de haber quedado perdida en medio de la extensa llanura, sigue abriendo sus puertas religiosamente todos los días a partir de las seis o siete de la tarde, a la espera de que llegue algún visitante.

“La misma gente que viene me pide que no cierre, que lo mantenga abierto para venir a charlar un rato porque es el único lugar que tienen a dónde ir”, cuenta el dueño de la pulpería en diálogo con INFOCIELO, “los que se acercan son personas que trabajan en el campo, puesteros e incluso hemos hecho asados una vez por mes con gente que vivía acá”

La edificación donde funciona la pulpería de Quiñihual fue construida hacia fines del siglo diecinueve y el lugar pareciera haberse quedado detenido en el tiempo. Su fachada es de ladrillo, corroído por los años, y en su interior todo está como cuando su padre lo inauguró en la década de 1960 como almacén de ramos generales: enormes estanterías que se alzan casi hasta el techo, repletas de botellas de vino, whisky, vermut y otras bebidas espirituosas; además de galletitas, snacks, productos de limpieza y algunas frutas y verduras.

“Yo nací en Coronel Suárez, pero nos vinimos a vivir a Quiñihual cuando yo tenía 7 años, hice toda la primaria acá”, comenta Meier que, de chico, ya ayudaba a sus padres a atender el almacén, “se juntaba toda la gente en el almacén, venían a hacer las compras del mes”.


El almacén, que llegó a tener varios empleados, era uno de los lugares más concurridos, no solo por los trabajadores agrarios que, una vez finalizada su extensa y dura jornada, se acercaban a tomar algunos vasos de ginebra, grapa o caña; sino también por todo el pueblo e incluso por vecinos de lugares cercanos, que llegaban para abastecerse de todo tipo de productos: yerba, azúcar, aceite, tabaco, alimentos, ropa, herramientas de trabajo y hasta nafta.

Hoy, de ese pueblo solo quedan recuerdos y, por supuesto, la pulpería con su dueño. Las casas donde vivían los trabajadores del campo con sus familias quedaron completamente abandonadas y solo sirven de refugio para la fauna pampeana.

“Estoy yo solo, no quedó nadie. Antes estaba el destacamento policial acá a 200 metros de donde estoy, el colegio, el club de fútbol, todo funcionaba y ahora no queda más nada”, comenta Meier, quien aprendió a convivir con el silencio del campo, “para vivir uno se acostumbra, yo amo la tierra, amo a los animales y por eso estoy también acá, porque estando en otro lugar no podría tener esta vida”.

En una punta de la pulpería, junto a una antigua balanza de almacén, hay una vitrina que atesora algunas fotos en blanco y negro, un par de trofeos y camisetas con rayas verticales verdes rojas y blancas, que mantienen viva la memoria del club Quiñihual que, además de la práctica deportiva, era el lugar donde se organizaban obras de teatro y los bailes del pueblo a los que asistían personas provenientes de pueblos vecinos a muchos kilómetros de distancia.

El club permanece cerrado, al igual que la Escuela N° 21, que dejó de recibir alumnos hace 20 años. Estas dos son las únicas dos construcciones que se mantienen en pie en el paraje habitado por Meier, que no cuenta con luz eléctrica, que no tiene caminos asfaltados ni señalizaciones que indiquen cómo llegar y que ni siquiera figura en los mapas.

“No es tan fácil como vivir en el pueblo que tenés todo a mano, acá es sacrificio y arreglártelas vos en todo. Estando solo en este lugar es duro porque no tenés nada alrededor, tenés tus animales nada más y a vos mismo”, describe Meier, aunque aclara: “Tampoco estoy solo del todo, siempre viene gente, entonces uno charla y el día se te pasa más rápido”.

Según él, se acercan a conocer la pulpería turistas de distintas partes de Buenos Aires e incluso también de otras provincias: “Ha venido gente de La Plata; de Capital; incluso vinieron también 27 motoqueros de Santa Fe, todos con unas motos enormes. Se quedan impresionados porque entrar acá es como entrar en la historia”, comenta el único habitante de Quiñihual.

También lo visitan sus dos hijos, que viajan desde Coronel Suárez (60 kilómetros) y Bahía Blanca (160 kilómetros); y su compañera, que vive en Pigüé, a 100 kilómetros de distancia. “Mi mujer viene a acompañarme hasta acá, se queda 15 días y después vuelve una semana para Pigüé, y yo también la voy a ver a veces los fines de semana”, cuenta el dueño de la histórica pulpería.

La pandemia de coronavirus que azota al mundo no afectó la rutina de Meier, quien además de atender la pulpería, cría vacas y algunos cerdos. “Me levanto temprano y salgo a revisar la hacienda que tengo, me fijo que los animales estén bien, y si tengo que hacer algo de chacra, lo hago también hasta las seis de la tarde, que abro la pulpería”.

Al igual que el cacique Quiñihual, Pedro Meier, se rehúsa a huir de las tierras en donde pasó prácticamente toda su vida, a pesar de que los caminos de tierra se inunden con la lluvia; que el tendido eléctrico no llegue hasta donde él vive; que la señal telefónica sea prácticamente nula y que deba transportarse más de 50 kilómetros para abastecerse de recursos.

“Yo no quise vender todo esto porque mi padre me hizo la donación en vida. No tengo pensado irme”, asegura Meier, quien espera en algún momento poder vivir con las mismas comodidades que tienen quienes viven en las ciudades vecinas de Coronel Suárez y Coronel Pringles, “ojalá que algún día pueda llegar a tener la luz y vivir como cualquier otra persona que vive en un pueblo”.

¿Cómo llegar hasta la pulpería?

No hay ningún tipo de señalización que indique cómo se llega a Quiñihual, por eso muchos turistas optan por consultar a los puesteros que se encuentran sobre la Ruta 76 para saber qué camino tomar.

“Si venís de Buenos Aires, tenés que tomar la Ruta 76, la que viene de Olavarría y, en el cruce de vías, que es el único que hay entrando a Coronel Suárez, tenés que doblar a mano izquierda y son 7 kilómetros costeando costeando la vía”, señala el dueño de la pulpería escondida entre la llanura y el Cordón Serrano de las Sierras de la Ventana.

Cabe destacar que el camino de tierra que conduce hacia el lugar se inunda y se vuelve intransitable los días de lluvia, por lo que la recomendación es consultar previamente el pronóstico del clima.InfoCielo.com

31 de julio de 2020

Para esto también sirven las estaciones ferroviarias

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

Hay en el país miles de estaciones ferroviarias a lo largo y ancho de la nación donde haya un ramal ferroviario (activo o no), que se encuentran, muchas de ellas, en total abandono y vandalizadas, y otras que son cuidadas por la municipalidad local o por asociaciones de bien público. La mayoría de ellas (cuyos ramales están activos) solamente ven pasar trenes de carga que no paran o de pasajeros que no las tienen dentro de sus itinerarios. Son simples testigos de un pasado lleno de gloria y de un presente y futuro donde el olvido hoy es el protagonista.


Hoy la Municipalidad de Laprida (Provincia de Buenos Aires) inauguró una nueva Sala de Atención Primaria de la Salud, que funcionará provisoriamente desde el lunes en la estación de ferrocarril, a la espera de su edificio definitivo en la zona del Barrio Abuelas Plaza de Mayo, para así poder brindarles mejores y mayores posibilidades de atención a los vecinos de esa zona.


Se realizó un acto de inauguración donde asistió el Intendente Municipal, Pablo Torres, junto a funcionarios municipales, concejales y personal de salud.


En este espacio (estación Laprida) funcionará el servicio de Enfermería con la presencia de la Lic. María Claudia Pecaut, servicio de Pediatría, Vacunación y Clínica General, con la presencia de diferentes profesionales de la salud de nuestro distrito.

Piden por la vuelta del tren de pasajeros

En el discurso del Intendente Municipal, Pablo Torres, con palabras alusivas a la inauguración se la Sla de Atención Primaria de la Salud, también expresó con un fuerte deseo que "esperamos de corazón que pronto nos echen de este lugar, y que el ferrocarril nos pida las oficinas que nos prestó para reabrir la boletería y que vuelva a parar en estación Laprida el tren de pasajeros que tanto anhelamos".

Alocución del Intendente Municipal de Laprida, Pablo Torres, donde solicitó a las autoridades nacionales por la vuelta del tren de pasajeros

"Esto que digo no es un pedido de quien les habla, es también la manifestación de toda la comunidad de Laprida de la necesidad, las ganas y el deseo de volver a tener ese tren que perdimos hace 4 años atrás".

Desde CRÓNICA FERROVIARIA esperamos que las autoridades nacionales y de las empresas estatales ferroviarias tomen debida nota del pedido que desde que se suspendieron los servicios allá por Agosto de 2016, vienen realizando las fuerzas vivas de todas las localidades de la vía Pringles para la vuelta del tren de pasajeros Plaza Constitución - Bahía Blanca 

24 de julio de 2019

"No pierdo la fe que en algún momento poder ver otra vez los trenes circulando por las vías del interior del país"

Cartas de Lectores

Señor Director de Crónica Ferroviaria

Me dirijo a usted con el fin de informarle que ante  la situación que  está pasando el sistema ferroviario, debido a las malas administraciones de los distintos gobiernos que dirigieron el país desde el año 1961 hasta 1990 y luego continuaron durante el 2000 en adelante hasta ahora 2019, podemos decir que como sociedad fuimos responsables de permitir el desgüase que se hizo con el material rodante abandonado, que se podría recuperar estaciones abandonadas ocupadas por intrusos, pueblos fantasmas sin esperanza.

Crédito de la fotografía a quién corresponda

Yo no pierdo la fe que en algún momento poder ver otra vez los trenes circulando por las vías del interior del país, si tenemos voluntad no movilizamos levantando firmas para exigirle al gobierno de turno, y no dejarnos llevar por la propaganda falsa que hace el Ministro de Transporte de la Nación que rehabilitan ramales donde a ellos les conviene, y donde se encuentran, general, los pool de granos y no para el pequeño y mediano agricultor.

No sólo con material rodante nuevo se soluciona, sino reparando las vías con buen mantenimiento, así podríamos tener servicios rápidos. Es una vergüenza que, por ejemplo, un tren a Rosario tarde más de 6 horas cuando 50 años  atrás se viajaba en 4 horas .

Siempre dijeron que el ferrocarril era deficitario, pero según los estudios con el servicio de carga se puede cubrir  los gastos de mantenimiento con impuestos nacionales, provinciales y municipales; sería la forma de mejorar los servicios ferroviarios.

Señor director de Crónica Ferroviaria, espero que mi nota sugerida pueda servir de colaboración para una mejora y reactivación de nuestros ferrocarriles; estaré siempre de parte de ustedes, fuerza, unión y hacia adelante compañeros, que si nos juntamos todos la historia sera otra, y si me necesitan estaré siempre presente. Saluda atte.
Alfredo Angel Ricardi
alfredoaricardi@gmail.com 

16 de mayo de 2019

La Pampa: Ya que el Estado Nacional las abandona, aunque sea que se haga cargo la municipalidad local

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

Mientras vemos continuamente el estado de abandono y ruina total que observamos desde hace varios años en varias estaciones que se encuentran ubicadas en las provincias y que deberían de ser cuidadas por el Gobierno Nacional, menos mal que algunas municipalidades se hacen cargo con mucha fuerza y con dineros propios, de los inmuebles pertenecientes al ferrocarril. Si no es por ellos, hoy algunas estaciones estarían corriendo la suerte de la desidia del gobierno central.

Estación General Acha (Provincia de La Pampa)

El edificio de la antigua estación General Acha (Provincia de La Pampa) ex Ferrocarril Roca, fue declarado patrimonio histórico por el Concejo Deliberante local, luego de que se aprobara por unanimidad un proyecto de resolución. La declaración también incluyó al tanque de agua y la mesa giratoria ubicados en los terrenos ferroviarios.

Al momento de tratarse el tema, los ediles sostuvieron que se trata de un edificio que reviste de una gran importancia histórica, no sólo para General Acha, sino también para la historia de La Pampa.

Los integrantes del Cuerpo Deliberativo declararon al Diario de La Pampa, que "pusimos énfasis en que las características edilicias de la estación de ferrocarril son únicas. Es el único edificio que cuenta con primer piso, símbolo de una General Acha capital del territorio", señalaron los concejales.

La estación Acha se encuentra ubicada en la Provincia de La Pampa en el ex Ramal 81 del ex Ferrocarril General Roca que iba de Jacinto Aráuz (pueblo del extinto y famoso Dr. Favaloro) hasta estación Cachirulo.

21 de febrero de 2019

La red ferroviaria en Argentina: retroceder en el tiempo

Nota de Opinión

La corrupción no es un tema menor. En Argentina se habla de “viveza criolla”, más ventajosos, aprovechadores, “vivos”, en resumen, más corruptos. Esa percepción es generalizada en casi toda Latinoamérica. ¿Pero realmente hay más corrupción en estos países?

Una vía en silencio es un pueblo que muere

Una vía en silencio es un pueblo que muere. Los trenes son vitales y cuanto más largo sea el recorrido territorial que realizan, más esperanzas de progreso puede albergar esa nación. No existe el argentino que haya conocido España y no se refiera a la calidad de sus trenes.

Pero no solo de turismo vive el hombre, sino también de la productividad de la economía y de la capacidad de hacerla llegar hasta los lugares más recónditos si se trata del consumo interno.

El tren fue históricamente quien se encargó de esa labor, donde otro medio de transporte no podía acceder, allí llegaba el tren con su promesa de desarrollo. A finales de 1989 se registraban un total de 34.000 km de vías, mientras que en 1999, 7.000 km. Un total de 800 estaciones fueron cerradas, lo que llevó a que varios pueblos quedasen incomunicados.


"Fue tu lucha, tu vida y tu elemento...". Con estas palabras comienza el himno al prócer argentino, Domingo Faustino Sarmiento, el que tenía aspecto de malhumorado crónico pero, además de sembrar por doquier la escuela pública, creó el primer ferrocarril allá por el año 1857 y hasta dicen que algunos se persignaron ante el paso de ese primer gusano de hierro.

En vez de trenes, ferias artesanales

En vez de trenes, está la grama crecida y un silencio que abruma en muchos pueblos del interior de Argentina que hasta se quedaron sin población joven cuando en los 90, el ex presidente Carlos Menem decidió desmantelar la red ferroviaria y regresar el país a los años previos a la gestión del presidente Sarmiento. Algunos sitios, sin saber qué hacer con el espacio de las históricas estaciones, los utilizan para realizar rastros y ferias de artesanías como estrategia de atracción y,más que otra cosa, de supervivencia.

Diseñar estrategias de indigencia

Ciertas decisiones de políticas públicas actúan como fuerzas centrífugas del progreso de los pueblos y se convierten en la premisa contraria de lo que la política pública debiera perseguir, nos referimos al bienestar general.

Sin embargo, algunas intencionalidades en pugna ligadas a intereses non santos, lo arrojan a las alcantarillas.

Lo que queda de semejantes decisiones es la intemperie de muchos que siguen padeciendo y clamando por el regreso del tren para que sus pueblos resuciten y alguno que otro inversor se atreva a mirar el potencial económico y humano de esos territorios.

Así dice el dicho y también se aferran a esa fe la gente de los sitios del interior de la república, entre tantos otros pueblos, que esperan que el tren regrese, para reconstruir la realidad de su presente y pergeñar un futuro mejor porque como alguna vez escribí en un poema: "el clamor del pueblo no se rinde ni renuncia".BlastingNewsEspaña.com

30 de septiembre de 2018

Estaciones abandonadas

Actualidad

Luego de ocho años, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Bahía Blanca resolvió una causa en la cual una persona estaba acusado de haber robado elementos de una abandonada estación ferroviaria de Coronel Pringles.

El fallo se definió a partir de la falta de pruebas y de una pericia adecuada que permitiera confirmar con certeza que los materiales faltantes en la estación hayan sido tomados por el acusado, como tampoco que algunos bienes encontrados en casas del acusado procedan de esa estación.

Vale decir que hasta ese punto se estará ante uno de los miles de casos de acusación de un robo, el cual se resuelve de una u otra manera de acuerdo a los elementos probatorios de los que disponga la justicia.


Sin embargo, esta causa derivó en un fallo con consideraciones cuanto menos singulares. Es que el juez interviniente estableció que tampoco se podría asegurar que lo que hizo el acusado es un robo cuando la estación ferroviaria, propiedad del Estado nacional, fue abandonada “de manera voluntaria por el propietario”.

De acuerdo a testigos, el edificio está en completo abandono hace al menos 20 años, sin un cerco que lo proteja, ni un sereno, ni un responsable de su cuidado, “propiciando su progresivo desmantelamiento”, según señala el fallo.

Esa situación desvirtúa la conducta de robo, ya que para ello resulta “imprescindible que el acusado se haya apoderado ilegítimamente de una cosa “total o parcialmente ajena” cuando en este caso la falta de cuidado e interés del estado por sus bienes lo ha dejado “abandonados a su suerte”.

Conclusión, para la justicia “la falta de custodia o voluntad de recuperar las cosas” por parte del titular genera “imposibilidad de la hipótesis delictiva”.

El fallo abre un interrogante sobre la suerte que pueden correr las miles de estaciones ferroviarias que se encuentran en estado de abandono en todo el territorio bonaerense.

No sólo estaciones: galpones, casillas, depósitos y todas las construcciones auxiliares.

Si bien la mayoría están ya totalmente desguazadas y vandalizadas, la posibilidad de que su abandono estatal desdibuje la calidad de delito de quien tome algo de sus bienes abre una puerta para que estos históricos edificios sean borrados completamente de la faz de la tierra.LaNueva.com

17 de enero de 2018

Estación Goyeneche del ex Ferrocarril Provincial

Historia Ferroviaria

Por: Javier Pintos (Página Facebook De Pueblo en Pueblo)

La estación Goyeneche está ubicada en el partido de San Miguel del Monte (sobre área rural) en la Provincia de Buenos Aires (Argentina) y pertenecía al ramal La Plata P. a Mira Pampa del ex Ferrocarril Provincial, posteriormente Ferrocarril General Belgrano.

Hoy en día sólo encontramos sus ruinas, es muy lamentable ver las imágenes y cuesta creer que esto alguna vez tuvo vida. Recalcamos que nada fue modificado o extraído de su lugar de origen, eso nos caracteriza en cada una de nuestras visitas a este tipo de lugares, como así también, hacemos aviso a las autoridades municipales o a las que correspondan en casos de anomalías.


No fue nada fácil encontrarla, pues el camino que conduce a ella se encuentra prácticamente virgen y con vehículo sólo se puede llegar hasta unos dos kilómetros antes por encontrarse el camino con pastizales, que en algunos sectores superan los dos metros de altura, y por este motivo no quedaba otra que seguir ese trayecto a pie.

Tomando los recaudos pertinentes con vestimenta que cubra todo el cuerpo, lentes y gorra, todo esto porque la vegetación es bastante agreste. El día no fue muy propicio para el tipo de vestimenta, ya que superaba los 28°, lo que dificultaba mucho mas el trabajo de fotografía y sobre todo el de filmación, donde el cansancio y la fatiga se hacía presente al momento de relatar la caminata contando lo que encontrábamos a su paso.

Pero esto no trabó en absoluto nuestra meta de poder encontrar la estación y fue así que después de recorrer los lugares ya visitados en el primer viaje, se hizo un minucioso recorrido de los distintos montes distantes, uno de otros, ciento de metros.

Las tres construcciones, más un vagón, se encuentran totalmente destruidas. En el primer monte encontramos la primera edificación destinada a personal ferroviario la cual se encuentra con su estructura intacta, pero ya no existen más sus aberturas, ni sus pisos de madera y mucho menos sus techos con su tirantearías, la vegetación también hizo lo suyo, creciendo en su interior sin límite alguno, ya las copas de los árboles y arbustos forman parte de su nuevo techo, misma suerte corre la segunda edificación en el segundo monte, siendo este el galpón que a diferencia de otras estaciones en donde son de chapas esta era de mampostería, con paredes de 30 cm., que no fueron suficientemente resistentes y se encuentran en gran parte derrumbadas para su parte interior, valla a saber cuál fue el motivo de tal consecuencia, igual que la anterior no cuenta con nada más que algunas paredes solamente.

A pocos metros del galpón se encontraba la tan buscada estación, pero al ser tan frondosa la vegetación no nos dejó verla y seguimos de largo hasta el tercer monte unos cien metros adelante, donde se encontraba lo que había sido un vagón, que al parecer fue en tipo de refugio porque cuenta con un brasero, y seguramente por este motivo seguramente fue incendiado, según versiones de gente de la zona.

Ya saliendo de este monte, las ilusiones de encontrar la estación decaían y fue que un último intento al retomar la entrada al segundo monte por el otro extremo empezaron haber indicios de lo que había sido la estación, primero bases de hormigón, para seguir con la principal pista que nos había dado (Pupi ) Stella Maris González (hija del Jefe de Estación Goyeneche que es la historia viviente del lugar), pues vivió en la estación y nos contó de la plantación de plátanos en hilera, y en particular de uno que era su preferido, nos dijo que después de ellos seguía la estación, cosa que fue un dato preciso.

La edificación sigue con la misma temática de las anteriores, sin su techo y sin sus aberturas, sin el bebedero, y a diferencia de las otras, en esta la vegetación la rodea, pero no nace de su interior. Y esto fue otro logro más de mostrar lo que es y lo que fue de la historia ferroviaria, en este caso del ex Ferrocarril Provincial.

La estación se encuentra a 18 km. al noreste de la ciudad de San Miguel del Monte, pudiéndose acceder a través de la Ruta Provincial 215. Otras de las entradas posible era por ruta 3, pero según versiones uno de los puentes del camino se encontraba en malas condiciones de paso con vehículo.

Durante los censos nacionales del INDEC de 2001 y 2010 fue considerada como población rural dispersa.

La estación en sus comienzos fue destinada para servicios interurbanos y de carga hacia y desde La Plata, Mira Pampa, Loma Negra y Azul.

Las estaciones del Ramal La Plata - Mira Pampa eran:

La Plata , Etcheverry , Gobernador Obligado , Samborombón , Loma Verde , Gobernador Udaondo , Goyeneche , Berra , Carlos Beguerie ,Tronconi , Atucha , Polvaredas , A de Toledo , J.R.Sojo , Gobernador Ortiz de Rosas ,Saladillo Norte , E Reynoso , L Monteverde , Blas Durañona , S.Garbarini , Ing De Madrid , Gerente Cilley , Mulcahy , 9 de Julio , Amalia Llorente , Gobernador Arias , M .Riasch , Las Juanitas , P.Gamen .

Sobre estas vías cada quince kilómetros aproximadamente se construía una estación y un pequeño pueblo a sus alrededores.

El nombre de la estación (Goyeneche) se debe a que la misma se encontraba dentro de los campos de los hermanos Goyeneche.

Desde el año 1961 que no brinda servicios, la misma suerte corrieron la línea que unía Etcheverry, Mira Pampa, Carlos Beguerie , Azul , Olavarría y sus respectivos ramales.

9 de septiembre de 2017

Ferrocarril Mitre: Las vías del olvido

Actualidad

Sin planes de conservación y reutilización, la estación y las vías del Ferrocarril Mitre están abandonadas y fuera de servicio desde la década de los noventa. Voluntarios trabajan desde hace años para evitar el saqueo de este patrimonio arquitectónico y cultural.

Es muy conocido el papel relevante que tuvo el ferrocarril en la historia de esta ciudad. A los pocos años de su fundación, tres líneas férreas -dos de capitales ingleses y una francesa-, surcaban esta tierra con distintos ramales que permitían la comunicación con los principales lugares y puertos del país.

El tren era signo de progreso y modernidad en estos pagos de la “pampa gringa” que estaba dejando sus primeras huellas.


Pero esos tiempos quedaron muy atrás. A finales de la década del setenta, la aplicación de diferentes políticas a nivel nacional provocó el desfinanciamiento de las empresas del Estado -y en los posteriores años 90´-, las privatizaciones dejaron en terapia intensiva al sistema ferroviario nacional con la desaparición de la mayoría de los trenes de pasajeros en las provincias, malas concesiones a empresas privadas y un material rodante obsoleto y muy antiguo.


Según los especialistas, la Argentina llegó a tener 50 mil kilómetros de vías operacionales. Hoy cuenta con alrededor de 10 mil. A pesar de los esfuerzos, en los últimos 30 años no se ha invertido o se ha desembolsado muy poco, y ahora se necesitan grandes inversiones para volver a activarlo.

La vieja estación

En San Francisco esta realidad es palpable. En esta ciudad solamente quedó operando el Ferrocarril Belgrano en el trasporte de carga y ya pasó mucho tiempo desde que en esos andenes subieron y bajaron pasajeros.

Para el Ferrocarril Mitre la situación fue más dura e implicó su cierre en la ciudad. Nahuel Vidal, profesor de Historia e integrante de la Comisión Pro Riel, indicó que en el gobierno de la última dictadura militar se produjo el primer achicamiento al suprimirse el servicio que unía San Francisco y Morteros con las localidades santafesinas de Suardi, San Guillermo y La Rubia.


“En 1992 –agregó- se cierra el ramal secundario del tren de carga que hacía Gálvez, María Juana, Garibaldi, Zenón Pereyra hasta San Francisco. En ese mismo año se privatizó y se hace cargo la empresa Nuevo Central Argentino. La compañía toma esa concesión, pero hasta la actualidad no lo está operando”, apuntó.

Depredación

Lo que sigue es conocido por todos. El predio del ex ferrocarril Mitre sufrió en estos años de abandono una depredación y saqueo, quedando al descubierto las débiles normas de protección y conservación del patrimonio arquitectónico y cultural.

Los predios sin uso de los ferrocarriles a lo largo del país terminaron siendo el hogar de muchos que no podían acceder a una vivienda. En los terrenos e instalaciones que tienen las dos estaciones de trenes de la ciudad hay varias familias que viven en estas construcciones.


La vieja Estación Mitre reúne gran valor histórico para los sanfrancisqueños. Su conservación en la actualidad se la debemos a la Murga La Estación, al grupo de teatro con el mismo nombre y a miembros de Pro Riel y del Archivo Gráfico y Museo de la Ciudad, quienes como gladiadores lucharon para preservar los elementos que no habían sido saqueados y cuidando que no sea usurpado, transformándolo en un espacio cultural.

Por otro lado, el Centro Vecinal de Barrio Hospital recuperó algunos de los galpones y también lleva a cabo diferentes actividades sociales y culturales. El Periódico pudo saber que los vecinalistas, junto al municipio, están interesados en llevar a cabo un trabajo de mejoramiento del sector y un cercado de las instalaciones que también involucra al edificio de la estación.


Para algunas de las familias del sector, el principal problema es que muchas veces vecinos suelen utilizar los terrenos baldíos como baño público, generando un peligroso foco infeccioso.

Ante la falta de planificación, también hay varios terrenos que fueron utilizados con fines privados. “El problema en estos casos es que se taparon las vías y se inutilizó la traza. En caso de una reactivación deberían ver esas situaciones”, afirmó Vidal.

Otros ejemplos

En distintos puntos del país, los municipios refuncionalizaron los predios de los ferrocarriles y otorgaron nuevos significados para los vecinos, conservando el valor histórico.

Los ejemplos se repiten en varios lugares, pero podemos nombrar dos ciudades cercanas. Una es Villa María, que transformó esos terrenos en un gran punto cultural de la ciudad con la construcción de la Tecnoteca, parques temáticos y otros espacios para el desarrollo de actividades recreativas y educativas.

Por otro lado, la santafesina Rafaela construyó kilómetros de ciclovía y senderos para caminar al costado de los ramales que atraviesan y cruzan la ciudad.

En San Francisco, el intendente Ignacio García Aresca anunció este año planes para la construcción de una ciclovía en el sector sur al costado de las vías del tren Belgrano. Pero todavía falta un proyecto para los costados urbanos de las vías del Mitre, que salvo por el accionar de un grupo de vecinos están totalmente olvidadas desde hace más 20 años. También se debería contemplar la conservación del edificio de la vieja estación y sus símbolos más importantes.

¿Se pueden reactivar las vías del Mitre?

La empresa concesionaria de los rieles de la ex Mitre es Nuevo Central Argentino y a pesar que decidió no reactivar este ramal igualmente realiza relevamientos periódicos en esta zona.

Vidal indicó que esta estación y sus vías dependen de la jefatura de Rafaela y que es habitual la visita de técnicos para llevar a cabo inspecciones. El profesor precisó que entre los años 1987 y 1988 se realizó un cambio de durmientes y rieles desde San Francisco hasta Garibaldi.ElPeriódico.com

30 de marzo de 2017

Carmen de Patagones: El rescate de la estación ferroviaria necesita acciones urgentes

Actualidad

En septiembre del año pasado, en este mismo portal noticioso, nos hacíamos eco de la inquietud surgida entre los emprendedores de Carmen de Patagones nucleados en el Banco Popular de la Buena Fe,  con la finalidad de rescatar la estación ferroviaria de esa ciudad del grave estado de abandono en que se encuentra actualmente.

Expresábamos, en ese momento, que “se quiere recuperar el edificio de la estación ferroviaria de Patagones, en desuso desde hace casi una década por la ausencia de servicio de trenes y deteriorada por el inexorable paso del tiempo, a lo se le suma la deplorable actitud de quienes cometen actos de vandalismo, tales como la destrucción de los vidrios de puertas y ventanas”.

Los citados emprendedores tienen permiso provisorio –otorgado por las autoridades municipales- para ocupar un terreno lateral de la estación, sobre avenida Juan de la Piedra, en donde los días lunes, miércoles y sábados, en horario matutino, instalan una feria de frutas, verduras, plantas y artesanías.

Vista del pésimo estado que se encuentra en la actualidad la estación Carmen de Patagones

Daniel Cifuentes, titular del Banco de la Buena Fe, se ocupó personalmente de reunir una importante cantidad de firmas de vecinos en un petitorio, dirigido a la Municipalidad, con el objeto de lograr acciones para el objeto mencionado.

Pero han transcurrido varios meses y el deterioro avanza, y ninguna autoridad parece preocuparse por la casi centenaria estación ferroviaria.

Este cronista la recorrió hace pocos días y se permitió soñar con algunas de las utilidades que podrían tener esas instalaciones, después de su restauración.

Sobre la vereda del frente se instalarían puestos de artesanos; el  vestíbulo central podría ser una sala de exposiciones, la “Sala de Espera para señoras” se puede convertir en una biblioteca  y lugar de reuniones; mientras  que las dependencias de la casa del jefe, ubicada sobre el ala derecha de la edificación, serían dedicadas a talleres de arte, manualidades, etc. El depósito de encomiendas podría ser un pequeño bar, con mesas colocadas debajo del alero del andén, donde en tardes y noches de buen tiempo se pueden montar espectáculos. En tanto la boletería y oficina del jefe se destinarían a un museo ferroviario, con el material de comunicaciones que todavía se conserva, fotos, etc.

De esta forma la estación ferroviaria de Carmen de Patagones  vida y nuevamente prestaría servicios a la comunidad, bajo una administración compartida entre la Municipalidad y el Banco de la Buena Fe.

Es un sueño, sí. Pero, como también decíamos en septiembre, “existen antecedentes de acciones similares, por ejemplo en la localidad de Stroeder, asi como en las ciudades de Tandil y Sierra de la Ventana, lo que permite la recuperación, puesta en valor y uso para fines sociales y culturales de este tipo de edificios cargados de historia”.

Vale recordar que la vida social y comercial de Carmen de Patagones tuvo una bisagra en abril de 1922, porque para esa fecha comenzaron a llegar regularmente los trenes de la empresa británica Ferrocarriles del Sud. Antes, en noviembre de 1921, todos los habitantes de Patagones y la región, incluyendo por supuesto a Viedma, habían festejado con enorme alborozo la llegada de la primera formación de prueba, encabezada por la locomotora inglesa Beyer Peacock, fabricada en Manchester en 1901, bajo la experta conducción del maquinista Juan Cambetta.

Esa máquina,  de tipo ténder de tres ejes, rodado 2-6-0, clase 7-B fabricada para el Ferrocarril del Sud, dentro de una partida de 28 unidades similares, numeradas 3071 al 3098 de la cual le tocó en suerte a Patagones la 3096 el viaje de prueba de las vías, es la misma que recientemente restaurada se conserva sobre una plazoleta del boulevard Juan de la Piedra.

En tanto la estación de trenes  se edificó entre 1922 y 1925, con las mejores comodidades de esa época, sala de espera general, sala de espera para señoras (con baño interno), sanitarios para caballeros en el exterior, oficina y vivienda para el jefe, boletería y sala de telégrafos, depósito de encomiendas y amplio alero de resguardo; todo con el cerramiento correspondiente con empalizada de hormigón.

No es admisible que un lugar de tanta tradición, esa sala de espera y ese anden en donde transcurrieron tantas historias familiares, ese espacio de encuentros y despedidas a veces tan emotivos, hoy esté silencioso y abandonado.

La historia del ferrocarril en la Comarca, tan ligada al desarrollo y crecimiento de las ciudades hermanas de Patagones y Viedma, la narraremos en una próxima nota.AgenciaPeriodísticaPatagónica.com

3 de octubre de 2016

Abandono y suciedad en las estaciones del Tren de la Costa

Actualidad

Las estructuras de madera de los andenes están deterioradas y grafitadas; al costado de las vías se acumula basura y las formaciones tienen vidrios rotos; el Gobierno promete una puesta en valor.

En el andén de la estación San Isidro del Tren de la Costa, las telarañas trepan por las columnas y cuelgan del techo. A un costado, una gran cantidad de sillas de oficina descansan apiladas bajo una de las galerías del centro comercial que fue, en los años 90, uno de los grandes atractivos de la zona y que hoy parece abandonado. Barandas oxidadas, una fuente seca y resquebrajada, trozos de vidrio en algunos de los caminos laterales a las vías y pocos locales habitados completan el panorama.

Las deficiencias se replican en la mayoría de las 11 estaciones que integran el recorrido de este tren, de 15,5 kilómetros, a través de los municipios de Vicente López, San Isidro, San Fernando y Tigre. Fue inaugurado en 1995 por la Sociedad Comercial del Plata (SCP), que era controlada por el grupo Soldati, y desde su estatización, en 2013, depende del gobierno nacional.

La empresa venía de un largo derrotero financiero después de que el proyecto integral -ferrocarril, parque de diversiones y casino- nunca logró ser rentable. Y el deterioro ya se advertía en el ramal; hoy, perdura en la mayoría de las estaciones, de estilo inglés.

Por día, 2800 personas utilizan el ramal. Foto: Maximiliano Amena

La madera de los techos luce desvencijada, y las paredes, atestadas de grafitis de todos los tamaños y colores. "Con respecto a los locales que están venidos a menos o cerrados, eso es producto de la desidia de los últimos años y estamos trabajando para volver a ponerlos en valor", dijeron fuentes oficiales, en alusión al gobierno anterior.

"Somos de Escobar, vinimos a San Isidro a pasar el día. La verdad que la estación es un desastre. En los 90 tenía mucha vida, familias caminando, era un paisaje colorido. Es una lástima que esté así. A la noche me daría miedo caminar por acá", opinó Agustín, de 48 años, mientras almorzaba en uno de los pocos locales abiertos.

"En la estación San Isidro hace una semana que empezó a funcionar la vigilancia 24 horas", contrarrestaron fuentes del Ministerio de Transporte de la Nación.

Además de astillas de vidrio, en los laterales de las vías se cuelan restos de basura entre el pasto sin cortar. "Lo veníamos hablando recién con mi novio. Es deprimente esto. Vine hace unos años y lo recordaba muy lindo, no estaba así. Me sorprendió", dijo Pilar Perciavalle, de 26 años.

Paredes grafitadas en la estación Anchorena. Foto: Maximiliano Amena

El pase del tren sale $ 10, si bien para los jubilados no tiene costo, Elena Dezza, de 72 años, se quejó de tener que presentar un recibo bancario que debe retirar cada mes para demostrar que es jubilada. "No sé para qué crean las cosas si después las complican así", dijo. Para ella, los andenes se conservan bien, "pero uno de los accesos a la galería es muy tenebroso. La municipalidad debería hacer algo", opinó.

Además del mal estado de sus estaciones, al pequeño tren que comienza su circuito en la estación Maipú y lo culmina en Delta, en Tigre, se le objetan dos cosas: que pasa cada media hora y que muchas de sus ventanillas evidencian el impacto de piedras o balas, por lo que están rajadas. En el Ministerio de Transporte de la Nación explicaron que en junio de este año se ajustaron los horarios del ramal Mitre del ferrocarril Mitre para hacerlos coincidir con los del Tren de la Costa y poder hacer una mejor combinación. Y que los fines de semana agilizaron la frecuencia de los trenes a uno cada 20 minutos. "Gracias a estos dos cambios se incrementó la cantidad de pasajeros de 1800 a 2800 diarios", dijeron.

"Me encanta el tren, algunos vidrios están rotos pero lo demás anda bien", detalló Blanca Fernández Tesone mientras hacía el recorrido. "Las estaciones están un poco abandonadas. Sobre todo la de San Isidro, que se vino abajo", señaló Mariana Rebelliano. Madre e hija suelen tomar el tren los fines de semana.

Inseguridad

En cada parada los pasajeros encuentran estaciones intervenidas con aerosoles y con basura acumulada contra los alambrados. Pero en la estación Canal, en Tigre, eso sería lo de menos. Lindante con la villa Garrote, es la más insegura del trayecto. "Acá nunca sabés qué día te puede tocar", comentó uno de los guardias que custodiaban el lugar.

Mientras dos adolescentes intentaban conectarse al Wi-Fi del centro de atención familiar y de salud que funciona en esa estación, dependiente del municipio de Tigre, un ruido seco se sintió en el aire. "Debe ser un piedrazo, no sé de dónde vino", dijo uno de los chicos con total serenidad. A los pocos minutos, varios disparos se oyeron a lo lejos. "No pasa nada, acá es normal", reiteró el guardia. "El otro día pasó una moto negra a fondo y atrás la seguían cinco patrulleros", agregó.

La estación está desolada: en sus polvorientas escalinatas de cemento hay restos de basura y hojas secas, y un olor nauseabundo. Constantemente cruza las vías gente que vive en la villa, rumbo al centro de la ciudad.

En dos de las estaciones del trayecto, San Fernando y Barrancas, funcionan ferias al aire libre donde algunos vecinos suelen comprar artesanías. Detrás, las paredes se llenan de grafitis y la madera del techo sufre el deterioro. "La feria de anticuarios que funciona en Barrancas está en tratativas con la Asociación de Ferias de Anticuarios para obtener el permiso de uso precario y empezar a pagar un canon por estar ahí. Esos trámites demoran mucho tiempo", agregaron fuentes del Ministerio de Transporte. Además, explicaron que quienes tienen cafés en las paradas poseen un permiso para hacerlo. "Ellos mantienen los locales, nosotros la estación", aclararon.

Punta Chica, la excepción

Punta Chica, en San Fernando, parece ser la excepción a la regla que rige entre todas las estaciones del deteriorado trayecto del Tren de la Costa hacia Tigre. Gracias a un café que funciona allí, la estación, pintada de blanco y verde agua se funde, en un escenario pintoresco con los adoquines del andén y las hojas secas de las vías, entremezcladas con verdes plantas que dividen los tramos en cada sentido del tren.Fuente: Diario La Nación (Nota enviada por nuestro colaborador señor Jorge Zatloukal)

26 de marzo de 2016

Carmen de Patagones: Un ramal y estaciones abandonadas. Una realidad de lo que representa hoy el ferrocarril

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

Pensar que todo aquel político al cual se le pregunta por el medio de transporte ferroviario, sólo expresa que el tren debe volver a circular por todo el país, pero lamentablemente lo hace de la boca hacia afuera, porque para nada se esfuerzan para que éste pueda ser tomado como política de Estado, con proyectos serios a corto, mediano y largo plazo.

Todos los políticos, sin distinción de banderías, se desgarran las vestiduras hablando de la recuperación del sistema ferroviario, pero nadie tiene el coraje para expresar ante el pueblo la verdad de lo que piensan, total ellos jamás van a subirse a un tren, siempre lo hacen por otros medios que no es justamente el ferrocarril.

Foto gentileza: Noticias.net

Expresar que un ramal y estaciones se encuentran totalmente abandonados, no es ninguna novedad. Desde Crónica Ferroviaria venimos desde hace 10 años denunciando todo esto, incluso dando ideas y proposiciones para bien de los trenes, pero todo cae en saco roto. Nadie escucha, y si lo hacen quienes tienen poder para revertir la cosa, se olvidan del asunto muy rápidamente.

Observar el estado en que se encuentran las estaciones del ramal Bahía Blanca - Carmen de Patagones da dolor y bronca. Hace años que el servicio de pasajeros de la empresa provincial Ferrobaires dejó de funcionar.

Hoy se habla de que estarían realizando trenes de prueba para hacerlo volver aunque sea hasta Pedro Luro, pero averiguando con gente de la empresa estos nos informaron que son mentiras, que no hay nada al respecto.

Por lo que se vislumbra, el tema ferroviario, y más los trenes de media y larga distancia, va a ser muy difícil que vuelvan, aunque precariamente, a circular por aquellos ramales que lo dejaron de hacer ya hace tiempo. Solamente algunos de los que hoy cumplen servicio podrán seguir haciéndolo, siempre y cuando los costos se reduzcan sensiblemente y no sean una carga para el erario público.

10 de julio de 2015

Un boleto a la desidia

Nota de Opinión

Por: Carlos Alberto Salgado


Ayer, 9 de Julio, se cumplieron 199° años de nuestra independencia, y al ser día feriado muy tempranito un grupo de amigos decidimos hacer en automóvil un periplo netamente ferroviario realizando varias paradas, entre ellas: Vicente Casares, Cañuelas, Gorchs y Las Flores.


Una vez en dicha estación, decidimos rumbear tomando por el ex ramal 37 de la Línea Roca (Plaza Montero - De la Canal). Después de unos 20 minutos de viaje desde Las Flores (parte por calle de tierra) nos encontramos con la primer estación llamada Plaza Montero.


La verdad que cuando vimos el estado de deterioro y abandono en que se encuentra dicha estación, la indignación que nos causó a todos los que realizamos la excursión fue tan grande, que nos preguntamos del porqué de esa desidia que hay en quienes tienen que bregar por el cuidado de muebles e inmuebles que son de todos los argentinos en dejar así desamparado un lugar para que cualquiera pueda usurpar y depredar lo que es de todos.


Hoy nos referimos a esta estación Plaza Montero, pero nos preguntamos: ¿Cuántas Plaza Montero hay así en ese estado en todas las líneas ferroviarias de nuestro país?.

Sabemos muy bien todos quienes fueron los responsables de tanta desidia hacia este medio de transporte. Acá NADIE puede hacerse el distraído y decir que no conoce lo que pasó, ni lo que pasa.

Fue grave lo que ha sucedido en estas últimas décadas con el medio de transporte ferroviario. Acá todos sabemos que hubo una política a sabiendas de lo que se hacía sin importar nada de las consecuencias que ella acarrearía. Entonces, ¿cómo puede ser que hasta ahora no se haya juzgado a los responsables por toda esta atrocidad?.

De no encontrarse a los culpables de todas estas "malas políticas", nadie nos asegura que se vuelva a repetir con lo poco que queda del sistema de transporte ferroviario.


- Buenos tardes, señor

- Me vende un pasaje a la desidia.....

- Muchas gracias

22 de septiembre de 2013

ESTACIONES DE TRENES ABANDONADAS: SÍMBOLO DE PUEBLOS Y PARAJES EN "VÍAS" DE EXTINCIÓN

ACTUALIDAD

Lejos de la muchedumbre que transitaba sus andenes en los tiempos del apogeo ferroviario, esas estructuras hoy apenas sostienen parte de de su andamiaje edilicio, en medio de una soledad abrumadora que se pone de manifiesto en numerosos lugares de la región.

Roberto Castro no le cuesta nada agilizar el recuerdo. Lo que se le dificulta es hilvanar el contenido de su memoria en un relato limpio, despojado de esas pausas tan comunes cuando la emoción empieza a resquebrajar la voz y a empañar la visión.

En sus años mozos, el hombre – hoy de setenta y pico de años- fue testigo de lo que para una población diminuta como Laplacette representaba un  acontecimiento social: la llegada del tren de pasajeros. 

Es que en ese lugar, y en muchos otros de la misma especie que esta región vio crecer al costado de las vías,  la estación ferroviaria fue el símil de las plazas o las iglesias, el punto de reunión casi obligado de la gente. El comercio, la correspondencia y cosas tan triviales como la moda, la música y hasta algunos artistas solían llegar a ese sitio en las formaciones de la época.  Hoy sólo queda de esa parada su estructura antigua, abandonada, enredada en una constante pelea con el paso del tiempo, que le roba cada día un ladrillo más y la va cubriendo con un pasto irrespetuoso y amarillento.

“Ahí yo iba a esperar a mi madre los últimos domingos de cada mes”, expresa Castro a Democracia en un cálido testimonio. “Ella (su mamá) vivía en Buenos Aires y venía a visitarnos al campo donde yo vivía con mi esposa y mis tres hijos, que eran su debilidad”, continúa con acento nostalgioso.

Pero las evocaciones no se limitan al plano particular, pues muchas retratan lo que significaba el ferrocarril para los laplacettenses: “El ritmo de vida era otro. Esta nunca fue una comunidad grande, pero si nos remontamos a los años ochenta, había diez veces más de gente que ahora y eso se notaba en la terminal de tren. Muchas  personas usaban ese medio para ir a Junín todos los días y estaban los que lo tomaban una o dos veces por semana para hacerse una escapada a Buenos Aires o bien, para el otro lado, a Lincoln o El Dorado, donde concluía el recorrido”, rememora Roberto, parado a la vera de la Ruta 188 y a metros de lo que hoy ya es vía muerta.

El cierre de los ramales a principios de los noventa dejó a Laplacette sin un medio de transporte que había sido vital para sus pobladores y, sin actividad a la vista, la estación fue cerrada. La reabrieron en 2007, merced a una planta de silos que se instaló en su propio predio ferroviario y pidió habilitar  nuevamente el tendido férreo para que una locomotora y una larga hilera de vagones cargueros trasladen cereal a Junín, Rosario y Buenos Aires.

“Estamos acá hace seis años y realmente es un lugar ideal para trabajar, por la tranquilidad y por el espacio ocioso que ha quedado debido a hectáreas que antes estaban ocupadas con viviendas o dependencias ferroviarias y que con el paso del tiempo fueron desapareciendo”, comenta Pablo Gago, segundo jefe de la compañía cerealera.

Desolación “La Oriental”

Más abrupta es la comparación entre el pasado y el presente de “La Oriental”, una pequeña comarca que nunca llegó a ser pueblo pero que sí fue epicentro de movilidad para decenas de familias rurales y hoy, ya sin nada de lo que supo ser su techo de esplendor, aparece semi-escondida kilómetros de tierra adentro, en el medio de una llanura cubierta de malezas.

Estación La Oriental

“Esto era el centro de atención de todos los que vivían en este lugar, junto con `El Boliche Amarillo´. Era uno de los puntos de reunión porque acá paraba el tren que iba de Junía a Retiro, que si bien sigue corriendo, ahora pasa de largo. Lo que queda de actividad colectiva, al margen de la agricultura, es la visita de turistas que vienen a ver la estancia `La Oriental´. El resto es lo que se ve, pura desolación”, retrata Marcelino Maidana, veterano orientalense.

La conversión de Bayauca

Otro ejemplo de territorios que experimentaron grandes mutaciones a la par de la suerte que le tocó vivir al tren es el de Bayauca. Antes, el tren pasaba cuatro veces por día. Uno salía de Lincoln a la mañana temprano con destino a Buenos Aires y regresaba a la noche. Y el otro ramal que salía también temprano con destino a Suipacha y regresaba en el día. En esa época Bayauca era importante. Los comerciantes viajaban a buscar mercadería para sus negocios y podían mantener los precios más parejos con la ciudad.

El pueblo era próspero.

La crisis de la prestación de servicios públicos hizo que por muchos años el tren dejara de pasar. Quedando la gente aislada por completo de otros destinos más lejanos; ya que había transporte para acceder con más a frecuencia a la ciudad cabecera del partido.


Recién hace un par de años, uno de los ramales comenzó otra vez con el recorrido: Lincoln-Buenos Aires. Pero este servicio a Bayauca, como dijo hace unos años  su por entonces delegado municipal, Alberto Fernández, “no le sirve”.DiarioDemocracia.com